Cambiando de nombre pero no de objetivo. Antes Carqueixa Burbiana y ahora Geografía Burbiana.

jueves, 2 de mayo de 2013

FACHIZAS Y MARANFALLOS

Las Fachizas y Entroido en Burbia



Introducción:
El tema de estudio que he elegido, son dos festividades concretas del pueblo de Burbia, las Fachizas, que coinciden con las Candelas, y el Entroido o carnaval típico. Dos costumbres muy arraigadas tradicionalmente en este pequeño pueblo y que han pasado de generación en generación como podemos comprobar en que todavía hoy en día se celebran y hasta los niños mas pequeños han vivido estas fiestas tan características y distintas en su celebración, con otros lugares.

La metodología utilizada para la elaboración de este trabajo sobre estos dos festejos, que explicaremos a continuación es la siguiente.
Trabajo de campo en la localidad realizando preguntas concretas a varias generaciones de personas de esta comunidad (podemos apreciarlo en los informantes descritos en la bibliografía) para extraer las conclusiones pertinentes en torno a esas celebraciones tan peculiares. Mis informantes principales son los mencionados en el texto, aunque en casi todos los casos coinciden en la información ofrecido, tanto las generaciones jóvenes como ancianas. Son estos ancianos los que recuerdan con mas energía esas fiestas tan alegres, en las que ellos participaban.
No existe cuestionario como tal, sino unas pautas para que me contasen las narraciones que yo he resumido en el trabajo.
Las preguntas mas frecuentes son: ¿Cómo se celebraba? ¿Cómo se celebra? ¿De donde viene ese ritual? ¿Quiénes participan? ¿Qué recuerdos tiene en torno a esa festividad (leyendas o realidades)? Posteriormente me documenté en los libros indicados en la bibliografía sobre todo, en relación al “Entroido” y sus distintas manifestaciones, así como de su historia en los espacios cercanos conocidos donde se celebra.



Localización de Burbia:

Pueblo del noroeste de la provincia de León, enclavado en el paraje de los Ancares de León en el límite NO de la comarca del Bierzo con Galicia. Pertenece al Ayuntamiento de Vega de Espinareda, a pesar de que se encuentra a unos 25 kilómetros de este núcleo que es la cabecera de Ayuntamiento y está emplazado en el Espacio Natural de la Sierra de Ancares.
Actualmente cuenta con un total de 84 habitantes según el padrón para el año 2005, población que se triplica en épocas festivas (Navidades, Semana Santa y Verano sobre todo, aunque cuenta con numeroso turismo y regreso de población que vive en núcleos cercanos los fines de semana) sobre todo los naturales del pueblo, que emigraron en una primera oleada en los años 1960 y una segunda en los años 1980, con el auge de la minería a núcleos cercanos como Ponferrada.

Hoy en día ha visto mermada su población, pero según nuestras investigaciones, llegó a contar con 334 habitantes a principios del siglo XX (1920), según Mourille, y tenemos datos de unos 305 habitantes en el siglo XVIII según Miñano (época en la que llegó a ser cabecera de Ayuntamiento). Es actualmente un pueblo de montaña, situado en el fondo de valle con una “situación deliciosa en el centro de un gran anfiteatro natural, formado por las montañas, entre valles y prados cubiertos por primitivos bosques de robles y abedules”, como ya mencionaba Hans Gadow, antropólogo de origen alemán que pasó cierto tiempo en Burbia hacia 1884, cuando viaja a España con su mujer para realizar un estudio antropológico de algunas comunidades titulado “Por el norte de España”.
Por tanto podemos decir que se inscribe en la Sierra de Ancares, en una situación de cierto aislamiento de las grandes urbes, muy cercano al mundo rural, actualmente conservado gracias a la declaración de la UNESCO de Reserva de la Biosfera. Es un área de transición entre los macizos antiguos y los materiales más modernos de la Cordillera Cantábrica, lo cual imprime cierto aspecto misterioso, por lo arrasado de sus cumbres, y la dureza de sus materiales además de los sedimentos poco productivos, lo cual dificulta las posibilidades de desarrollo agrícola en la zona. Se trata de las estribaciones de la Cordillera Cantábrica con alturas que superan los 1.800 metros (Cuiña y Mostallar con casi 2000 mts.) y el profundo valle formado por el principal río (Burbia) que oscila alrededor de los 800 metros de altitud.

El paisaje es abrupto y boscoso (robles, abedules, castaños, acebos, servales, madroños, etc.) y en la actualidad, tras la explotación de la madera por parte de la empresa RENFE a principios del siglo XX, presenta algunas zonas degradadas a superficies de matorral. En los fondos de valle destacan los cultivos, pequeñas huertas, prados de siega y pastizales. Conserva molinos y puentes prerromanos y unas construcciones típicamente conservadas con paredes de piedra y tejados de pizarra, con grandes balcones de madera. Actualmente la principal actividad económica se centra en el turismo y la construcción tradicional, con un camping y varios bares. Además se está tratando de retomar pequeñas empresas rurales de ganadería bobina, caprina, avícola y apicultura, así como sus derivados.

FACHIZAS:

Este ritual ancestral del pueblo de Burbia se celebra el día, que en el resto de la Península se conoce como “Las Candelas”, es decir, el día 2 de febrero. La creencia popular es que se trata de una fiesta pagana, según nuestro informante principal (Juan G. A., de 44 años).
Es un día festivo en este pequeño núcleo, pero el momento cumbre del festejo se celebra por la noche, concretamente hacia media noche, cuando los jóvenes del pueblo realizan las “Fachizas”, que son unos montones de paja seca atados en forma de antorcha, para posteriormente moverlas en un ritual. Estos jóvenes suben hacia un pequeño monte, llamado la “Lagúa”, desde donde se puede apreciar todo el pueblo, para encender esas Fachizas y moverlas dándoles vueltas en el aire de manera circular. Desde la aldea, se visualizan las luces de fuego, como una especie de fuegos artificiales ancestrales.



Tras esto se celebra la fiesta de manera común, mediante bebidas y la reunión de la juventud del pueblo. Incluso se cuenta, que antiguamente, los jóvenes robaban la paja de las propias casas para realizar esta ceremonia, prohibida hasta que se asoció con la cultura católica. Otro de nuestros informantes (José G., de 47 años) asegura haber leído sobre cultura visigoda, y cómo cuando el era pequeño, los ancianos del lugar encontraban una relación directa entre esta ceremonia y los rituales celtas o visigodos. Según este y algunos ancianos actuales del lugar, se trata de un rito godo, en principio una especie de ofrenda al Dios del Fuego, además de la vinculación entre el nombre del lugar donde se celebra, Lagúa, que cuenta con la creencia local, de que su nombre viene de un dios celtíbero relacionada con el fuego. Concretamente sería “Lug”, Dios al que adoraban los godos que salieron desde Mongolia conquistando territorios hasta llegar a este pequeño reducto. Según José, el nombre de Lagúa es visigodo (Lug>Lagúa), al igual que el de Luarca.(creencia local)

Esta teoría no está del todo contrastada, aunque sí existe una parte de la sociedad burbiana que cree en esto, pero la asociación al paganismo en la época cristiana (de gran relevancia en este pueblo) hizo que se perdiese ese reconocimiento como festejo pre-cristiano.
Lo cierto es que sí existen evidencias de una cultura celta y visigoda en esta zona, dadas tanto costumbres y tipologías de construcciones como las pallozas o los hórreos, que o bien, provienen de esta cultura, o del aprovechamiento de los materiales del espacio que lo rodea. Pero no debemos olvidar que esta es la creencia local, de una comunidad aislada durante mucho tiempo en las montañas, y sometida a la creencia cristiana durante largo tiempo, por eso resulta significativo, que todavía resistan estas ideas paganas en relación a esta conmemoración. Lo cierto es que, en este pueblo nadie asocia las Fachizas a las costumbres típicas españolas de las Candelas, pero bien es cierto, que la coincidencia en el tiempo es definitiva.

Entroido:

El Entroido no es más que el nombre asignado en esta zona de Ancares al Carnaval. De manera general en todo el ámbito circunscrito a la zona de estudio, es decir, a zonas cercanas hay ciertas similitudes en la celebración del Entroido, como en Galicia se recogen datos como que el carnaval es una de las festividades que tiene ramificaciones ancestrales; posiblemente desde mucho antes que los romanos celebraran sus denominadas “Saturnales Romanas”, y que era un tipo de festividad carnavalesca en honor a Saturno, durante la cual reinaba el desorden y la libertad al grado más extremo.



Esta celebración fue prohibida posteriormente, con la conversión del imperio al cristianismo. Otros datos apuntan a épocas 4000 años atrás, en Babilonia; donde se veneraba a “Marduk”, dios fundador de esa legendaria ciudad, en el colosal templo que lindaba con los famosos jardines colgantes, una de las Maravillas del Mundo. Una de las referencias es que el "Entroydo" aparece ya en un documento leonés del año 1229. Durante 5 días, al inicio de cada primavera, en aquel santuario se efectuaban las primeras celebraciones. Como parte de la tradición de estas festividades, se hacía mofa de las leyes, ridiculizando a la justicia. Los sirvientes eran quienes daban las órdenes a sus amos.

A los delincuentes, se les concedía el poder disfrutar de tratos especiales como: ser atendidos con exquisitos manjares; poder vestir las prendas del monarca y cortejar a las esposas del harem. De entre ellos se escogía a un Rey. Pero al ocaso del quinto día, todas esas prerrogativas terminaban y ese “falso rey” castigado y condenado a muerte. Con ella, el pueblo se limpiaba de culpas. Era una forma de expiar todos sus pecados e impureza de espíritu. Así, el verdadero monarca iniciaba un nuevo periodo de su reinado, limpio y reconciliado con los dioses.Algunos estudiosos creen que la etimología de “carnaval”, proviene de las palabras italianas “carne” y “vale”, que significa “carne a Dios”. Ello indicaría el libertinaje al que se entregaban los romanos en sus días carnavalescos. Otro origen, se refiere a las fiestas en honor a Baco, el Dios del vino o posiblemente las que se realizaban en honor del buey Apis en Egipto. Igualmente, según otros historiadores, sería Sumeria, la cuna del carnaval. La Iglesia católica también participó de estas festividades. En algunos lugares, los clérigos inferiores, practicaban obscenidades y elegían de entre los bufones, a un Obispo; quien era sentado en el trono episcopal de la iglesia. Ahí comenzaba la misa cantada. Los clérigos lo hacían con la cara tiznada o con máscaras.

Las mujeres y algunos sacerdotes, se disfrazaban de bailarines. Otros comían sobre los altares o practicaba juegos de azahar en presencia del cura que pronunciaba la misa. También hubo quienes se paseaban quemando trapos viejos. Al concluir la misa, muchos danzaban desnudos en el recinto sagrado. Al salir de allí, gran parte de la comitiva, abordaba carretas llenas de basura, desde las que se divertían lanzándola a la gente que los rodeaba.
Esta forma se halla muy popularizada aún hoy en Galicia, donde existen otras muchas. "Antroido" y "Entroido" se registran asimismo en el occidente de Asturias. "Entroido", en el Bierzo. "Antruydo", en la Crónica de Alfonso XI (hacia 1340), nos acerca a formas castellanas del Norte, conservadas en la Montaña de Santander y en León, formas que recogen varios léxicos autorizados, todos ellos expuestos por Castiglioni y Caro Baroja. Mucho tiempo después de escritas las crónicas reales de Castilla, en pleno siglo XVIII, el padre Isla pone en boca de Fray Gerundio el plural "antruidos", comparable a "carnavales" y a otras formas plurales. La realidad es que en Burbia, provenga de donde provenga esta festividad tiene notable importancia entre sus habitantes. Antiguamente se trataba de reírse del hambre, ya que hasta en las casas mas pobres del pueblo ese día se comía botillo, especialmente reservado, como símbolo del mejor manjar que existía en las cocinas de cada hogar.

Cuenta la tradición que el primer botillo que se comía era el del día de Nochebuena, y que el resto se comían bien los domingos o en las fiestas de los patronos de cada pueblo, siendo el último del año el botillo que se comía en el "Entroido" o Carnaval.
Considerado "plato de fiestas" no podía faltar en las celebraciones religiosas o en las bodas. Lo que sí es cierto es que es la manera de aprovechar para festejar, comiendo y bebiendo antes de que llegase la cuaresma y por tanto el ayuno en una comunidad marcadamente católica. Era una burla y por ello, poseía cierto contenido pagano en contra de la cuaresma cristiana impuesta a las sociedades previas, aunque no se ha podido datar concretamente al igual que las Fachizas el momento de comienzo de la celebración. Lo cierto es que esa es la versión de los informadores de mayor edad, ya que la gente joven tan solo conserva la manera de celebrar esta fiesta y no tanto esa simbología, ya que hoy en día no existe tanta pobreza ni se lleva a cabo ese ayuno. Actualmente, es mas bien una excusa para celebrar y juntar a varias generaciones del pueblo en una costumbre que durante varios años de la posguerra se perdió.
La manera de celebrar, que supone un orgullo para sus gentes, dada su peculiaridad, es la de los “Maranfallos”, que antaño perduraban durante toda una semana, pero hoy en día, solamente se celebran el sábado y si acaso el martes de carnaval.

Se trata de un disfraz totalmente rústico que simboliza lo peor de cada persona, una especie de demonios rurales, donde las personas superponían ropas viejas y rasgadas, así como incluso sucias, con máscaras diabólicas y que imponían el miedo entre las generaciones más jóvenes. Estos Maranfallos corren y asustan a las demás personas que deben escaparse de ellos por todas las calles del pueblo, para que no les cojan, ya que si es así, recibirán la venganza de los Maranfallos de varias maneras. Cada persona disfrazada lleva consigo un elemento que asusta además de sus vestimentas, de las que las mas comunes son ceniza (para echar por encima a los demás) o el “bragallo”, que no es otra cosa, que los testículos del cerdo (que se guardan desde las matanzas típicas de la zona) secos. Estos están compuestos de una grasa bastante desagradable que se untará en la persona atrapada, por lo que, los Maranfallos mas temidos son los que llevan consigo este elemento.
A parte de esto, pueden llevar palos, zarzas y otros instrumentos que en definitiva cumplan su objetivo: asustar.
Además de estos personajes tan peculiares, existe un “Boy” (llamado así en esta localidad) que es un montaje que asemeja a un buey, con cuernos y todo, que también asusta al resto de las personas que no se han disfrazado. Así se pasa la tarde, gastando las energías corriendo, hasta que llegada la puesta de sol, toda la gente que ha participado de esta actividad, se reúne en la plaza del pueblo para retirar las máscaras y todos juntos, con tambores e instrumentos de música, recorren el pueblo casa por casa y puerta por puerta para pedir chorizos, huevos y vino, para hacer ponche y una cena para todo el pueblo en las antiguas escuelas (actualmente local de la asociación cultural de la juventud) y pasar la noche contando historias, bailando y divirtiéndose.

Durante el recorrido por el pueblo, en las distintas casas, la gente que no irá a la fiesta nocturna, cuenta sus historias a los que piden, y les invitan a tomar algo en sus casas (símbolo de la buena fe de las gentes de estos parajes), algo que se repite durante la petición de dinero que se realiza en las fiestas patronales, por parte de la Comisión de Fiestas, en honor a Santa Ana, el 26 de julio.

Esa costumbre de contar historias tiene su precedente en los filandones que se celebraban antiguamente en las casas del pueblo, reuniendo a la gente por las noches en una casa, a la luz de la lumbre (ya que no existía luz) y donde las personas mas ancianas contaban leyendas y cuentos de la zona, pero estos rituales se perdieron en nuestras abuelas como esas historias de tanto valor antropológico.



En torno a esta festividad tan distintiva, nuestros informantes, Carlos A., de 32 años y Juan A., cuentan como existe una historia alrededor de la celebración allá por los años 1980. Como un sábado de Maranfallos el día discurría normalmente, la fiesta era como todos los años, los jóvenes se disfrazaron y los demás del pueblo corrieron durante toda la tarde agotando todas sus fuerzas.

Al final de la tarde, cuando ya caía el sol, y ya los disfrazados comenzaban a quitarse los trajes, de repente aparecieron nuevos Maranfallos, estos, mas despiadados y rápidos que el resto. Todo el pueblo estaba sorprendido, ya que no quedaba gente en el pueblo por descubrirse, con lo que aquellos eran de fuera. Según cuentan nuestros colaboradores, “eran grandes, corrían mucho y daban palos con gran fuerza y firmeza”. Las gentes del lugar llegaron incluso a asustarse, ya que en aquella época, todavía no existía alumbrado público por lo que las calles estaban a oscuras (ya había caído el sol) y realmente pasaron miedo por los caminos, llegando incluso a resguardarse a la luz del hogar. Pero estos despiadados y desvergonzados Maranfallos, entraban en las casas (ya que en la buena fe de estas gentes, dejaban las puertas abiertas para que se resguardasen los niños que corrían durante la fiesta y que tenían miedo, pues, los disfrazados del pueblo permitían esto para no asustar tanto y de forma no escrita llegaban al acuerdo de no entrar en las casas). Pero estos sí entraban y pegaban de forma maligna a las gente del pueblo.
Tras el temor y después de que las gentes se encerrasen en sus casas los extraños Maranfallos desaparecieron, e incluso dicen llegaron a robar gallinas y destrozar algunos corrales.
Una historia, sin una resolución pero que aún se recuerda entre las gentes del pueblo con cierto temor y recelo. Según Carlos, fueron los habitantes de un pueblo cercano, que en su envidia por las gentes y el que las fiestas de Burbia fuesen más conocidas que las suyas decidieron vengarse de esta manera. También se cree que alguien que pudo estar otro año en esta celebración y recibió palos decidió escarmentar a las gentes de Burbia por su manera de celebrar el carnaval.
Y por último existe la versión de que en las fiestas de otro pueblo hubo alguna reyerta de la juventud burbiana, con algún pueblo vecino y esto trajo como consecuencia que el enfado llevase a tomarse la revancha. Esta es una versión bastante creíble, ya que en cuenta la gente, que en esa época, las disputas entre pueblos vecinos eran comunes y continuadas por las tensiones espaciales, por disputas de amoríos o simplemente por travesuras que se realizaban en los otros pueblos (como por ejemplo, abrir las cortes de los cerdos, sacar los carros de los pajares, etc).

Es Caro Baroja, quién expone que el Entroido “llega hasta nuestros días por la fuerza de la pervivencia de ancestrales ritos y arraigadas creencias cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos, y por la característica idiosincrasia del pueblo gallego, tan apegado a sus tradiciones” (cuestión que se puede superponer al Entroido burbiano dada su cercanía ya que, si cruzamos los montes de Burbia, atravesamos el límite con la comunidad Gallega). Ello propicia a su vez que se conserve, sino en su más genuina pureza, sí con pocas alteraciones referidas a aspectos no esenciales.
La desaparición de manufacturas y materiales tradicionales implicaba la necesaria aceptación de lo disponible, así vemos sustituidos tejidos, calzado, adornos, etc característicos dependiendo del “Entroido” de cada lugar, ya que en Galicia existen celebraciones similares a la que a continuación expondré, pero con claras diferencias tanto en la forma de celebrar como en las vestimentas. La persona que desconoce las manifestaciones del Entroido en su sentido general se sentirá de inmediato atraído, conquistado por las peculiaridades que está observando. Será decisivo para la introducción a la fiesta el sonoro ritmo de bombos, tambores y otros instrumentos como acordeones o gaitas, que comenzando por la percusión, convierte el sonido en estruendo a últimas horas.

Cuando el espectáculo alcanza el clímax, a eso de media tarde, el público se excita, se mezcla, se interesa y se transforma. Otras veces el acto reviste características insólitas, con costumbres que sorprenderán al visitante y que tendrá que aceptar y compartir para comprenderlas ( como es el caso del “Bragallo” o de la ceniza repartida por los disfrazados).
De todas formas, las agradables risas y la amabilidad de las gentes de esta zona, pronto harán que el espectador de fuera se sienta partícipe directo (ya que nadie se escapa de correr ese día en el pueblo, sea de donde sea). Los ridículos personajes y el medio en que se desarrollan los acontecimientos nos trasladarán a épocas remotas y nosotros no podremos hacer otra cosa que dejarnos llevar lamentando interiormente que dure tan poco y pensaremos sin duda, en volver el próximo año.Como Caro Baroja explica, en otros lugares el Entroido es un espectáculo más remansado, aunque no menos intenso por ello; con mas participantes y escénicamente más ordenado.
Pero es precisamente ese desorden temporal a lo largo de un día en el que reina el caos en las calles (ya que ni siquiera las mujeres y hombres del lugar pueden realizar sus tareas cotidianas como regar, arar, etc. en paz; de hecho, es un día de fiesta para estas tareas) el que impregna de singularidad, así como de un simbolismo festivo que en cierta manera rompe el esquema de la vida habitual.

Como conclusión, no se trata de un carnaval corriente, donde el espectador disfruta de los grandes desfiles mientras los admira, es sin duda alguna una manera de hacer partícipe a todo el mundo que tenga la suerte de pasar por el pueblo ese día.
Así como una tradición para mucha gente no comprendida del pueblo de Burbia, donde sus gentes ríen, bailan y corren, olvidando la dureza de la vida cotidiana en la montaña. Aunque actualmente solamente se trata de una diversión para la gente mas joven, si es cierto que estas dos costumbres, tanto el Entroido como las Fachizas, son conocidas para toda la población de este núcleo. El ritual describe una burla y a su vez una excusa de celebración para la gente.
También podríamos deducir que la unión de esa comunidad se acentúa de manera más importante en esos días, con cierto aire burlón y soberbio sobre sus costumbres mas típicas.

BIBLIOGRAFÍA:

- Martínez Ferrero, Casimiro. Diario de un montañero, por los montes de Burbia (Serie sobre la sierra de Ancares). Imprenta Moderna. 1993. León.
- Madoz, Pascual. Diccionario Geográfico-estadístico-histórico, León, 1845-1850. Edición Facsímil. Diputación de León. Ámbito. 1991. León.
- Sánchez, Miguel y Lozano, Puri. Los ríos de León. El Burbia y el Ancares, la belleza mas primitiva. Euroduplicaciones, S. L.; Nº 19. La Crónica de León. 1993. León. (Vídeo)
- Poncelas Abella, Aquilino. Estorias e contos dos Ancares (Historias y cuentos de los Ancares- bilingüe). Grupo cultural Carocos. Peñalba. 1987. Ponferrada.
- Díez Llamas, David y otros. León, ayer y hoy. Historia, cultura y tradiciones. Proyectos Ánfora, S. L.; 2000. Medina del Campo (Valladolid).

- Mi agradecimiento a mis informantes: o Juan A. G. (44 años) o Carlos A. (32 años) o Lucía O. R. (25 años) o Agripina R. (86 años) o Antolina R. (92 años) o Ernestina G. L. (46 años) o Alicia R. (52 años) o Antonio G. (61 años)

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