Ruta Burbia-lagos.
En este artículo os describo una magnífica ruta de senderismo, en la que, en a penas 7 km. de distancia, disfrutaremos de diversos paisajes naturales e incluso preindustriales.
Antes de comenzar, puntualicemos que no podemos hablar de unos lagos propiamente dichos, sino más bien de unas lagunas de origen glaciar en las faldas montañosas de este paraje. Pero sin duda alguna el esfuerzo final de ascenso merecerá la pena, cuando nos sentemos a disfrutar de este silencioso valle.
Mapa de la ruta
Conviene llevar botas de montaña, aunque sea época estival, puesto que el último tramo del recorrido se realiza por un pequeño sendero en el que encontramos piedras y brezo en abundancia. Así mismo, es interesante llevar pantalón largo (aunque no imprescindible) y gorra para el sol, puesto que en ese mismo tramo, los árboles no abundan, se trata de monte bajo.
Igualmente no dejemos de llevar una sudadera o chaqueta de abrigo (aunque sea verano), puesto que en el tramo medio, sí encontraremos abundante bosque de roble, acebo y tejo, que no deja calar el sol, por lo que en algún momento podría hacernos falta.
Así mismo, y aunque para los más experimentados la ruta es de dificultad media (en su tramo final) y baja en su tramo incial, y se podría hacer en una mañana, se recomienda llevar bocadillo para comer en el lo alto, y una botella de agua. De todos modos, el agua abunda por estos parajes, y como nace allí mismo, podréis beber sin ningún problema de las numerosas surgencias y regueros (aunque la carga metálica del agua puede provocar problemas para los menos acostumbrados).
Fuente del "tiu sumuín"
Comenzamos la ruta hacia el final del pueblo de Burbia, junto a la última fuente. En este lugar tomaremos el camino que parte a su derecha, hacia el campo de fútbol, y desde ahí atravesando un imponente soto de castaños, conocido por los vecinos como "A Castañal", en el que iremos calentando motores.
Castaño en la "castañal"
En a penas 2-3 km. pasaremos por varios lugares curiosos, por ejemplo poco después de una antigua construcción utilizada como granja en los años ochenta y noventa, podemos ver una cruz de madera clavada sobre un murete en el lado derecho del sendero.
Se trata de una de las curiosidades relacionadas con costumbres y ritos que los pastores tenían, cuando llevaban el ganado a la montaña. En ese punto, hito cristiano de protección, recibían protección para sus quehaceres ganaderos, puesto que la montaña era dura, y abundaban los lobos, por lo que una oración o simplemente presinarse les daba la suficiente valentía para llevar a cabo su misión.
Actualmente la ganadería a penas tiene presencia, por lo que la cruz se conserva más bien como símbolo y recuerdo que como protección en sí misma, aunque no está demás echar un vistazo para que nos proteja en nuestro camino... eso ya depende de cada uno...
Seguimos caminando entre castaños y nos topamos con un pilón abrevadero para ese ganado que tanto abundaba a mediados y finales del siglo XX, llamado "El Pilo de Lamas" construido en los años 50. Podemos hacer aquí el un pequeño descanso de 2-3 minutos para tomar un trago y quitarnos o ponernos abrigo si fuese necesario.
Pilo de Lamas
Poco más adelante, encontramos a mano izquierda un claro en el río con pradería alrededor llamado "Os Poulois", donde también se podría hacer ese descanso. Es un bonito lugar, víctima de una pequeña revolución en el pueblo, hace unos años (finales de los noventa).
En este espléndido remanso del río Burbia, se pretendía hacer una playa fluvial, la cual desestimaron por las protestas vecinales que preferían mantener este espacio de forma natural.
Cerca de Os Poulois
Seguimos caminando y nos encontramos con cruce, en el que tomamos el camino de la izquierda, pasando de este modo por un pequeño merendero de nueva fabricación, junto al edificio de la antigua fábrica de luz del pueblo.
De este edificio ya hemos hablado en otro artículo, en el que os hemos contado parte de su historia del expolio que ha sufrido recientemente, por lo que os pedimos respeto hacia este reducto del patrimonio preindustrial del pueblo.
Aunque sé que sois respetuosos, nunca está demás recordar que por favor, durante todo el camino respetemos tanto el patrimonio industrial como el natural, no dejando desechos en el camino y devolviendo al pueblo todo aquello que no estaba allí antes de llegar.
Fábrica de la Luz
Desde aquí el camino comienza a ascender ligeramente pero también se vuelva más interesante. Entre robles y acebos, podemos encontrar todavía pradería en algunos casos abandonada, pero será un poco más adelante cuando veáis el cartel en madera que indica "El Pozón".
Merece la pena desviarse un momento del camino y asomarnos a ver este espectáculo natural. Se trata de una cascada encajada del río Burbia, con un imponente salto, en el que debemos tener cuidado (sobre todo con los niños) al asomarnos, puesto que puede impresionar al viajero.
La primera visión se hace desde arriba, es lo curioso de esta cascada, y si lo deseamos podemos descender con cuidado hacia la parte baja, donde un profundo pozo se erosiona cada vez debido a la caída del agua.
El Pozón, desde arriba.
Seguimos por tanto en ligero ascenso hasta llegar a un puente que cruza el río. Estamos ahora por tanto en el lugar llamado "El Teixedal".
Desde aquí la ruta cambia, y el bosque se hace más cerrado, y el camino pasa a ser un pequeño sendero, en el que tendremos que andarnos al loro, para evitar extraviarnos. Es fácil, está indicado, y solo hay que seguir el senderito, pero por si acaso os aviso que las indicaciones son locales, es decir, montones de piedra que no está demás que mejoréis si veis vosotros mismos, contribuyendo a que no se desamontonen, puesto que durante el invierno el agua y la nieve puede deshacerlos.
Entre un forndoso bosque de roble, tejo y otras especies primero, y después de acebos, al llegar al Acebalín, merece desde luego la pena, pasar unos minutos en silencio disfrutando de este mágico lugar.
Deteneros, observad y escuchad... el aleteo de los pájaros, los sonidos de los animales, el rugir del agua, el viento en las ramas de los árboles milenarios, el musgo en las piedras,...
Parece mentira que a principios y mediados del siglo XX se talasen árboles inmensos de este paraje para su utilización en las traviesas del ferrocarril. Gracias al mantenimiento de la población local y la buena conservación, hoy en día podemos disfrutar de reductos naturales como éste.
Seguimos ascendiendo hasta llegar a una pequeña braña, llamada "O Corral de Villouso" en el que podemos hacer un descanso, tomar agua y sacar un bonita foto de todo el valle.
Vista del valle desde O Corral
Ya nos queda muy poco para llegar al "Acebalín". Un refugio que el pueblo de Burbia construyó, en origen para los pastores que llevaban el ganado a estos montes, y actualmente mejorado a principios del sigo XXI, para el descanso del caminante y montañero.
Hemos de recordar que este refugio, no está gestionado por la Junta ni otra institución de este tipo. A diferencia del resto de refugios creados de nueva fabricación, éste simplemente fue mejorado, de ahí su originalidad, es totalmente distinto a los que podemos encontrar en otros montes de la Reserva de la Biosfera de los Ancares Leoneses.
Fueron las propias gentes quienes lo hicieron, de ahí que sea tan peculiar, por lo que se pide como siempre (y al igual que en el resto), respeto hacia las cosas que allí se guardan y sobre todo que no se deje basura, puesto que "el camión de la basura no llega hasta allí"... parece obvio, pero no lo es tanto!!!
Aquí por supuesto, podemos hacer fuego, comer, charlar y dormir si nos apetece, por supuesto.
Cabaña del Acebalín
Desde aquí, en a penas media hora nos ponemos en "Los Lagos", o lagunas mejor llamadas. Eso sí, a partir de aquí el monte bajo o brezo predominan; por lo que si hace sol estaría bien ponerse la gorra.
Ascendemos vertiginosos, y sin darnos cuenta, y sin previo aviso se abrirá ante nosotros un remanso en la loma, donde encontramos las laguna de Villouso. Son dos, pero depende de la época en la que vallamos se verán mejor o peor, puesto que depende de lo que llueva ese año habrá más o menos.
Dad una vuelta por allí, ya que en primavera y otoño sobre todo, abundan especies vegetales características de lagunas, y numerosos anfibio, bio-indicadores del buen clima que estamos respirando.
Además si es temprano, podéis detenernos, y en silencio, si lleváis prismáticos (a veces incluso no hace falta), abundan las cabras y rebecos, que con un poco de paciencia encontraremos entre este paisaje.
No es fácil, ya sabéis que sus colores se confunden con los de la naturaleza, pero no lo dudéis, están ahí... y no son los únicos...
También podremos ver que, en algunas ocasiones, caballos y vacas salvajes pastan libremente en el límite entre Galicia y León.
Lagunas de Villouso
Normalmente la ruta se acaba aquí, pero por supuesto los montañeros que tengáis ganas siempre podéis subir a la loma de lagos y crestear... desde ahí, pues hacia donde queráis, a la derecha Mostallar y Cuiña se alzan imponentes retándoos a intentarlo...
...pero eso os lo contaré para la próxima...
Vista de la laguna más grande